
Por: Rita Isabel
En pocas palabras: Comparto lo que sientopienso de lo que leo…
Escribir es la manera más profunda de leer la vida.
Francisco Umbral
La lectura es un acto de resistencia contra el olvido.
Irene Vallejo
Y la escritura también.
1
La belleza de las vísperas
Podría comenzar este escrito afirmando que el martes 11 de febrero de 2025 murió la musa de muchas de mis letras, o que llegó el Ocaso de Flores. Mas ni uno ni otro… la sietemesina Antonia, la de una historia de Flores, la bisabuela de Libros Pasajeros, a sus 103 años de vida, se despidió de este plano terrenal y ya está en presencia de Dios (¿o siempre lo estuvo?). El cundeamor se enreda en mi garganta y todo lo veo caleidoscópicamente. Me refugio en las palabras de Eduardo Galeano y en su “Ventana sobre las vísperas” que, en ritual lúdico las hago mías, para describir la víspera de su partida.
Se duermen las hojas del moriviví
florece de pronto el flamboyán
el coquí canta sin cesar
los árboles de la finca se desploman
los gongolíes se enroscan
los cucubanos la buscan
las luces prenden sin ser encendidas
salen múcaros, san pedritos, carpinteros y comeñames
vuelan en remolino los zumbadorcitos
vuelan en fila, hermanados, guaraguaos y pitirres
vuelan las sirenas desde el mar
estallan las vainas de las miramelindas
y llueven gardenias, orquídeas, amapolas en La Mesa Alta.
Así se anuncia el tiempo de la partida de Antonia
según dice una de sus nietas,
que desconoce el porqué de los cuándos.
2
Preparadas
El sábado primero de febrero estuve todo el día con abuela, desde el atardecer del viernes hasta el anochecer del sábado. En el vaivén del día, en un momento que descansaba en duermevela, despertó y me llamó por mi nombre. Pronunció aquellas dos sílabas en las que se resume mi identidad cotidiana de una manera especial: consciente, amorosamente, de reconocimiento. Le respondí: aquí estoy. Me acerqué y me miró a los ojos. ¿Sería esa su manera de decirme adiós? Gracias a ese instante por fin puedo sentir las palabras de Mario Benedetti:
Se despidieron,
y en el adiós,
ya estaba la bienvenida.
3
Tomar su mano
Estuvo en el hospital desde el miércoles 5 de febrero, primero en sala de emergencias, en un espacio llamado área estabilizadora. No nos dejaban estar con ella en ese espacio, pero dos veces me colé para tomar su mano. El jueves en la noche pasó a un cuarto. Nos organizamos para cuidarla y nos preparamos para los cambios una vez saliera del hospital porque comprendimos su nueva fragilidad.
4
Certezas
Su último latido fue a las seis de la mañana del onceavo día del segundo mes del año, no sé si en punto, su nieta mayor (mi hermana) es quien conoce el dato exacto. Ese día desperté y tuve la certeza de que no regresaría a su hogar. A la 6:08 recibí la llamada… no volvería. Al ir a casa de la Letraherida (mi mamá, la hija mayor) y del Apalabrado (mi papá), para dar la noticia, no tuve que decir palabra.
5
Que se haga su voluntad
En el proceso de acompañamiento en su vejez hubo un momento en que pidió que su bisnieta mayor ya no durmiera una noche a la semana con ella. No quería que le tocara su despedida. Cumplimos su deseo hasta que el adiós impensado de su segunda hija, (nuestra amada titi Gloria) y el paso del huracán María en la isla nos impactaran tan fuerte que cambió nuestro cotidiano. Después de esos eventos, el acompañarla no era acto preventivo, era necesario y la mayor de mis Tres Santos Sobrinos, nuevamente, se unió al cuido nocturno. Me gusta pensar que, hasta el último momento en este plano, Antonia hizo su santa voluntad, se despidió en la mañana del martes en compañía de unos de mis primos, no de su querida bisnieta quien dormía las noches de los martes con ella. Mas la última noche que durmió en su hogar, durmió con Sarita.
6
Cuando está en el jardín
Cuando partió los minutos no se detuvieron, el universo siguió su ciclo vital, la vida continuó. Por ello comprendí el significado trascendente de la palabra duelo, sentí el sonido de su ausencia, del concepto desvivirse. Pero al escuchar a tío, el menor de sus hijos, decir, que los versos de la canción “Pescador de hombres”: mi cansancio que a otros descanse, siempre le recordaban a abuela, los conceptos duelo, ausencia, desvivirse se disiparon para dar paso a una sola palabra: amor.
7
De todos nosotros
Abuela no nos pertenecía, no era sólo nuestra… no sólo sientopienso esto de hígado-corazón sino que lo escuché en estos días en labios de otras personas cercanas a la familia. Luego de la muerte de abuelo y de quienes la hicieron Flores Rosario, se consagró a servir a la comunidad como ministro de la eucaristía, catequista, cofrada del Sagrado Corazón de Jesús, líder comunitaria. Doña Antonia en su dimensión espiritual fue de tantos… y de ella misma. Por varios años, participaba anualmente en un retiro de silencio en Aibonito (Así como también iba al festival de las flores). Escribo esto y recuerdo algo que escuché hace poco en el video de Fabián C. Barrio “Epitafios para tumbas ajenas”: El silencio no es el final es otra forma de hablar. El silencio es otra forma de hablar.
8
Letanías
A veces me pregunto cuánto me amaba, que era capaz de prestarse a mis búsquedas y locuras como cuando escribí estas letanías sobre ella para uno de sus cumpleaños. Aunque nunca le dije que eran letanías.
Frágil sietemesina.
La abuela de todos nosotros.
Ferviente aprendiz.
La abuela de todos nosotros.
Ávida lectora.
La abuela de todos nosotros.
Tejedora de ensueño.
La abuela de todos nosotros.
Devota del amor.
La abuela de todos nosotros.
La gran madrugadora.
La abuela de todos nosotros.
Jardinera encantadora.
La abuela de todos nosotros.
Cocinera excelente.
La abuela de todos nosotros.
Coleccionista de dedales.
La abuela de todos nosotros.
Maratonista de pasillo.
La abuela de todos nosotros.
Maestra del bordado.
La abuela de todos nosotros.
Amante del silencio.
La abuela de todos nosotros.
Golosa, golosita.
La abuela de todos nosotros.
Ángel de la guarda.
La abuela de todos nosotros.
9
Novenario
El domingo 23 de febrero culminó el novenario. Nueve días después que enterramos su cuerpo. Quiso la casualidad o causalidad que descansara en el sepulcro un 14 de febrero, día del amor. Fue amor… es: porque sólo el olvido muere.
¿Por qué novenario? La tradición de nueve días de duelo no es sólo una tradición judeo-cristiana. Por lo que leí, navegando por aquí y por allá, se presenta en varias culturas. Mas insistía e insisto, en cuestionar por qué nueve y no siete u ocho. Mientras me empecinaba en saber el porqué nono he llorado, me he sentido en un limbo, he compartido imágenes de ella como narración visual y he rezado el rosario en la sala de casa de abuela, en familia y comunidad. También rescaté una escena que escribí para Trece puntos de araña ( mi segundo libro), pero descarté. La escena se inspiraba en algo que experimenté con la muerte de nuestra tía más joven, la que preparaba las deliciosas galletas de avena:
Por fin lo comprendía. Inmersa en el rezo repetía y repetía las avemarías, arrastrada por cada avemaría que coreaban a mi lado las personas reunidas en aquel salón de la funeraria. A ambos lados de la caja dos chicos de unos 12 años de edad, con el uniforme de su escuela, hacían todo lo posible por no cabecear y hacer la guardia de honor al cadáver de la que había sido su maestra hasta que la remisión de tres años dio paso al regreso del cáncer un mes atrás. La tristeza que me agobiaba y no ningún tipo de fuerza de voluntad era la que me mantenía alerta con los padrenuestros y letanías zumbando en mis oídos y en mis labios. Fue así como entendí por qué se rezan rosarios a los muertos. No tiene nada que ver con el difunto. Se reza para los vivos para los dolientes como bálsamo ante la perdida y el desprendimiento, como antídoto contra la lucidez que nos lleva a tener la certeza de la inexorable soledad de estar vivos y por ende de estar, eventualmente, muertos. Se reza para adormecer la lucidez para sentirse aunado. En esas estaba, entendiendo la fuerza de aquel mantra católico ensartado en cuentas, cuando me percaté que…
En el noveno día, por primera vez, participé de un rosario cantado y volví a sentir la fuerza de rezar juntos, la resonancia de un rezo canto. Luego del rosario y de beber chocolate caliente, mis primos bromeaban que, durante nuestra niñez, al escuchar las letanías pensaban que el Ruega por nosotros era Juega por nosotros. No puedo evitar sonreír.
Sobre por qué nueve días, no he encontrado una respuesta precisa. Algo leí sobre que el nono es el número de la perfección absoluta por ser la agrupación tres veces tres. También encontré que es el número de la verdad por ser uno incorruptible; ya que cuando se multiplica por cualquier dígito, lo dos dígitos resultantes suman nueve. Asimismo, se relaciona con lo trascendente y la finalidad o cumplimiento de un propósito. Quizás esto último se relacione a la gestación de nueve meses en los seres humanos. Repito, no he encontrado una respuesta precisa.
Cierro estos nueve días de pésame, duelo, devoción…culmino este trance en gratitud. Estoy consciente de que a partir del lunes 24 de febrero abrazaré en su totalidad la ausencia física de la de una historia de Flores, de la sietemesina Antonia, de la musa de Ocaso de Flores. Me abrasaré en el cambio del cotidiano, sobre todo en los atardeceres de los miércoles y los amaneceres de los jueves, en cada fin de semana marcado en mi calendario con la palabra abuela.
En pocas palabras: Culmino el novenario retomando la escritura como acto de resistencia contra el olvido y con la certeza amorosa de la presencia intangible y trascendente de ella en mí. Agradecida por la bendición de haber contado con su presencia tangible durante casi 49 años y serena por haberme regalado el tiempo de apreciar su existencia (junto a mi familia Apalabrada y Letraherida, sobre todo con mami, Elena y Sara) hasta el último latido de su corazón y más allá del silencio.
Desde el lunes un cucubano habita en mi cuarto y, mientras escribo, otro me acompaña desde la ventana…

