Por: Rita Isabel
0. Como las cabras
En Libros pasajeros hemos dado como primer nombre Como las cabras a escritos que pueden parecer un homenaje al absurdo, al garabato, al disparate, pero que a fin de cuentas… son cuentos. Al igual que los Guiños, los cuentos de Como las cabras saltarán sorpresivamente, con variabilidad consecuente, para permanecer en Guardarrayas difusas. ¿Por qué tienen como primer nombre Como las cabras? ¡Qué mejor nombre que ese! Porque las cabras tiran para el monte, porque al escribir, a veces, se meten las cabras y se puede ser más loco que una cabra…
1. Dómino o dominó
Al buscar en el DRAE la palabra dómino vemos que tanto al juego de dominó como al conjunto de fichas de este juego se le llama de esa manera en Puerto Rico: dómino. Como crecí jugando con estas fichas, observando como jugaban dómino y escuchando sobre el efecto dominó me pareció curioso el uso de ambas pronunciaciones y me gustó jugar con ello en el cuento ¿Cuándo llegará el día de mi suerte?
2. Embeleco
Según el DRAE, la palabra embeleco se puede definir como un juego, enredo, montaje, complicación. Mas en el Tesoro Lexicográfico del Español de Puerto Rico se nos presentan varias definiciones con las que en Libros pasajeros nos sentimos más a gusto: plan o acción descabellada, acción rara. En fin, para nosotros un embeleco es un plan de dimensiones divergentes de difícil definición o acción creativa de guardarrayas difusas con caleidoscópicas posibilidades que disfrutamos realizar; y que, por lo general, tiene un propósito trascendente.
3. Guardarrayas difusas
Como muy bien reza su nombre, Guardarrayas difusas, es el espacio en Libros pasajeros donde quien nos visite puede recrearse al leer escritos de clasificación indeterminada, categorización diversa o catalogación lúdica. Es el espacio de linderos indefinidos e imprecisos. Un punto creativo con colindancias maleables de una elasticidad casi infinita. Asimismo los diversos escritos que habitan en este espacio-guardarraya son de identidad híbrida, de carácter caleidoscópico, de tanteo y error: cuentos y ensayos con o sin disfraz, primicias, ñaquis o ñapas de nuestros proceso-libros, composiciones heterogéneas, palabras imágenes, munditos hechos de letras, anécdotas, esbozos, borradores, absurdos con personalidad narrativa, garabatos simpáticos, disparates serios, en fin un sinfín de intentos, y contentos, literarios. Guardarraya es otra de esas palabras exquisitas que nos encanta usar: una voz antillana, una voz de la que saltan historias.
4. Guiño
Guiño y guiñar, palabras juguetonas, gesto y acción con mensaje cifrado… Al escribir esto, no sé porqué, recordé las palabras de José María Lima: El lenguaje antes de decir, hacía. Mas regresemos al guiño, el Diccionario de la Real Academia Española nos presenta tres acepciones para esta palabra: acción de guiñar (cerrar el ojo), destello (resplandor vivo y efímero) y mensaje implícito. Seña y señal, complicidad, juego, travesura, coquetería, espontaneidad, vínculo, confianza, sonrisa, simpatía, empatía son, desde mi punto de vista, palabras afines o hermanadas a guiño. En Libros pasajeros hemos dado como primer nombre Guiño a todo escrito de linderos indefinidos o que es un boceto, esbozo, trampolín a lo que será más adelante un cuento. Son escritos que saltarán sorpresivamente, con variabilidad consecuente, para permanecer en Guardarrayas difusas. Son, y serán, de carácter lúdico y tienen como propósito recrear a nuestros lectores y darnos una excusa para compartir con cierta regularidad, con ton y son y sin ton y ni son, escritos.
5. Hígado-corazón
No sé en cuál momento me percaté que todo aquello que se asociaba con el corazón yo lo experimentaba desde las entrañas. Tampoco sé cuándo fue que leí un artículo, en no sé dónde, relacionado a una tribu indígena en la que sus creencias señalaban al hígado como el órgano más importante y lo asociaban con lo que comúnmente en nuestra sociedad se relaciona al corazón: con el amor. Desde que leí eso, no titubeé en sustituir al corazón —en todas las frases que lo citamos para validar, enfatizar o reforzar la intensidad de nuestros sentimientos— por el hígado. Luego suavicé la sustitución por el junte: el hígado-corazón. Cuando digo que no sé cuándo fue, lo que quiero expresar es que ese percatarme que sentía desde una entraña que no era el corazón fue fácilmente en mi temprana adolescencia y ya en mi juventud el hígado estaba en la punta de mi lengua como uso y costumbre. El hígado-corazón se asentó en la adultez. Por esto no me sorprendió leer por aquí y por allá en diferentes momentos, estudios, notas, artículos que hablaban sobre el hígado desde esta perspectiva y que se asociara con el alma, los sentimientos, etc. Mucho menos me sorprendió que en el libro de Eduardo Galeano ESPEJOS una historia casi universal me topara con el escrito Cuando el hígado era la casa del alma. De más está decir que aquellos que han compartido un buen rato conmigo conocen de mi sustitución. Algunos no le han dado mucho casco al asunto, otros la han adoptado o la toman con naturalidad y solo una persona me ha criticado abiertamente e intentó persuadirme para que dejara de usarla; pues lo encontraba poco poética y anticlimático. Sin embargo, en ningún momento he pretendido que sea una frase memorable o extender su uso y mucho menos busco que sea una expresión poética. Es simplemente una expresión franca. En fin, que no temo que sientan y piensen que no tengo corazón… pues tienen toda la razón, lo que tengo es hígado-corazón.
6. La edad de asar lechones
Definir o explicar el concepto la edad de asar lechones presupone un chin de complejidad; porque el acercamiento a ese concepto ha evolucionado a medida que nos acercamos a esa edad y llegamos definitivamente a ese estado. Sí, un estado, porque más que una edad es un estado sentipensante del hígado-corazón. La edad de asar lechones es ese instante en la vida cuando nuestro ser finito, sin querer queriendo, se conecta con lo infinito en él —por decirlo de alguna manera— y acepta el reto de un compromiso, de un cotidiano desde o hacia lo trascendente. Al aceptar el reto, la intención se convierte en decisión que a su vez se transforma en acciones consecuentes y espontáneas que acrecientan nuestra capacidad de asombro, sorpresa y festejo ante los pequeños gestos cotidianos, ante las vivencias simples y comunes de la vida. Y si no se acepta el reto, o solo se enfrenta en apariencia, la vida se convierte en un sueño pesado y rutinario. Lo interesante es que aquellas personas con chanchitos que tienen alas y viven en las nubes, también pueden entrar en ese estado sin tener que asar a sus lechones voladores.
7. Ñapa
Aquí otra palabra de exquisita pronunciación: ÑAPA. Cuando en Libros pasajeros usamos la palabra ñapa siento que lleva implícita una invitación al juego. Al consultar el DRAE —para añadirla a nuestro Glosario pasajero— me sorprendí gratamente al leer que, esta palabra tan nuestra, viene del quechua yapa ‘ayuda, aumento’. El DRAE define ñapa como añadidura. Pero de esa sorpresa pasé a otra, pues en el Tesoro Lexicográfico del Español de Puerto Rico, en la primera acepción para el concepto ñapa, descubrí una palabra que desconocía: adehala. Ni corta, ni perezosa —como dicen por ahí— me zambullí en el DRAE para ver qué nos decía de esta palabra y leí sus dos acepciones. En fin, después de navegar para compartir sin temor a equivocarme nuestro significado de la palabra ñapa, puedo decir que para nosotros —al tomar las palabras afines, los sinónimos que la rodean y nuestro uso y costumbre— es una añadidura, un chin más, aquello que se da de gracia y que puede tener algo de agasajo, de gratificación, de lúdico o de todo esto a la vez.
8. Ñaqui
Pensé que a los lectores de Libros pasajeros que no han recibido un ejemplar de Como semblanzas o seis relatos pasajeros les gustaría leer algo de nuestro libro viajero, además del A modo de epílogo(lo que debió ser un prólogo) que compartimos en Guardarrayas difusas. Y en las de titular este nuevo compartir estaba, cuando decidí incluir en el título la palabra: Ñaqui. En el Tesoro Lexicográfico del Español de Puerto Rico se define ñaqui(o ñaski) como un pedacito, bocado. Un ñaqui suele referirse a un trocito, a una probadita de algo comestible que se degusta placenteramente. Al igual que la palabra ñapa, para nosotros, este concepto trae implícito algo de juego, diversión y disfrute. Así que no es de extrañar que quisiera usar el concepto ñaqui al compartir un fragmento de nuestro libro transeúnte —que viaja hacia ti o, gracias a la Biblioteca Pública Dr. Pedro Albizu Campos en Caguas, se viaja hacia él.
9. Retoños más que prematuros
Como mencionamos en Sobre nosotros, varias de las manos que conspiraron en este primer junte —más allá de los espacios familiares, fraternales o profesionales en los que nos hemos dado cita anteriormente— han sido testigos/gestores de como una hija nació antes que su madre y como Libros pasajeros es padre de Como semblanzas o seis relatos pasajeros, pero nació después. La hija que nació antes que su madre es Estancia Montessori y la madre es La Estancia Centro Educativo Integral por sus siglas LECEI. LECEI es una organización sin fines de lucro creada para atender las necesidades de las comunidades a través del desarrollo cultural, de programas educativos, la conservación del ambiente y de una escuela laboratorio que promueve una visión comunitaria de aprendizaje. Esa escuela laboratorio es un prototipo de Erdkinder y su nombre es Estancia Montessori. Ha sido el trabajo desde agosto de 2003 por, para y con los jóvenes lo que ha sentado las bases para que LECEI pueda responder a su propósito como organización con la determinación y el discernimiento que dan las experiencias reales y las vivencias comunitarias. De igual manera el sueño hecho de palabras: Como semblanzas o seis relatos pasajeros abrió las puertas para este espacio creativo que hemos nombrado Libros pasajeros.
10. Runrún
Mientras buscaba un sinónimo para el concepto rumor, me topé con una palabra de exquisita pronunciación: runrún. Una voz coloquial que, desde que la descubrí, me dibuja contentura en la mirada. En el Diccionario de la Real Academia Española —que hemos citado anteriormente en este glosario por sus siglas DRAE— runrún cuenta con cinco definiciones. Se le define como zumbido, ruido o sonido continuado o bronco, como ruido confuso de voces. Según el DRAE en Argentina, Chile y Perú llaman runrún a un juguete y en Chile a un ave. Sin embargo, es en su tercera acepción que nos regala —a Libros pasajeros— una manera de nombrar lo que nos cuentan sobre el viaje de nuestros libros andariegos; pero que no podemos constatar totalmente. Al igual que rumor en su primera acepción, runrún se define como «voz que corre entre el público». Esperamos que disfruten del runrún de nuestros libros transeúntes.
Continuará…
Siempre le juega el azar las mismas cartas al lechoncito, cuando al hacernos mayores nos entra ese afán de asar.
🙂
Gracias por el comentario, sin él no me percataría del error en el escrito. Menos mal que en el libro está correcto. Aunque el juego del azar y asar me gusta… la intención era asar y no el azar. Error subsanado.
Ejeleeee.. algo nuevo en el blog.. ¿o estuvo desde el principio y no lo había notado? eso ocurre ( pienso yo ) cuando vamos de prisa y no nos detenemos a observar, solo miramos.. y seguimos.. y este segmento – glosario – dentro del blog aclara muchas dudas ( quizás nunca lo fueron) pues lo dí por conocido dentro de los contextos en que alguna vez fueron y son usados. No deja de ser un maravilloso embeleco que me recuerda lo que Luis Rafael Sánchez dice en su obra Quíntuples » el teatro ( aquí se susituye teatro por Libros pasajeros) es por más que lo embelequen, una maroma audaz, un feroz riesgo»
¿Qué podría decir? No es nuevo, pero se renueva. Gracias por ser parte de este embeleco…