RAMONITA: Primera entrega

Por: Rita Isabel

Ramonita Vázquez Flores

Cuentan que, gracias a San Ramón Nonato santo sin nacer y mártir sin morir, nació la primogénita de la sietemesina Antonia y de don Antero el que sabía cuándo y cómo llevar sombrero. Aseguran que tal acontecimiento ocurrió un tres de diciembre de mil novecientos cuarenta y uno. Dicen que heredó la mirada de su padre y la delicadeza de su madre. Creció respondiendo al nombre de Monín. La pequeña pensó que así se llamaba hasta que llegó a la escuela y al aprender a escribir trazó otras letras para su nombre: la ere, la a, la eme, la o, la ene, la i, la te y la a. Desde ese día tuvo dos nombres: Monín para los más cercanos, Ramonita para los espacios que requerían firma e identificación. Pero cuál sería su asombro cuando ya joven, muy probablemente en las gestiones de admisión para comenzar en la universidad, descubrió que ese tampoco era su nombre. Ramonita Vázquez Flores tenía en sus manos, por primera vez, su certificado de nacimiento. El nombre no se alejaba del milagro que le dio la vida, era tocaya de su abuela materna: Ramona. La memoria, que le gusta jugar con cuándo y cómo se recuerda, la hizo rememorar algo que escuchó de niña: aquella maestra de primer grado la bautizó como Ramonita porque Ramona era un nombre muy grande, muy fuerte para una niña delicada y minúscula. Ramona, Ramonita, Monín… Su firma sigue trazando la ere, la a, la eme, la o, la ene, la i, la te y la a. La llaman Monín, doña Monín, Ramonita, mami, abuela Monín, abuela y en muy pocas ocasiones, unos pocos, hasta por Moncha, pero jamás Ramona. Gran hada madrina aquella maestra que, a cambio del derecho de cambiarle el nombre, le regaló a la aprendiz Monín dos grandes dones: la magia de la lectura y el hechizo de la palabra.

De ese poder, el poder de la palabra que habita en Monín es de lo que hablaremos en:

¿Cuándo? Cada tercer día de cada mes.

¿Hasta cuándo? Hasta el 3 de diciembre de 2021.

¿Por qué? Ese día la primogénita de Antonia, la de una historia de flores, y de Antero, el del silbido de un tres de marzo, cumple ochenta años.

¡Festejamos desde hoy!

Publicado por Libros pasajeros

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