Por: Rita Isabel
No suelo escribir anécdotas sobre mis estudiantes, a menos que las transforme en cuentos, hoy haré una excepción a la regla (sí es una regla) porque más que una anécdota de mis estudiantes es sobre mis procesos de escritura. Antes de escribir la anécdota comparto que trabajo como guía Montessori, guía Montessori de Erdkinder, o sea trabajo con adolescentes de séptimo a duodécimo grado de una manera poco convencional. Dicho eso… en estos días, periodo de cierre del semestre y en la semana antes de comenzar lo que llamamos cierre de sesión y autoevaluaciones, en la última reunión del curso de Eventos mundiales cada joven estaba trabajando de manera autónoma como hormiguita, algunos contra el reloj. Un chico que le gusta más la conversación que el trabajo concentrado rompió el silencio del hormiguero laborioso:
-Rita, ¿tú has publicado libros? -él sabía la respuesta.
-Sí -respondí monosilábica porque sabía que estaba evadiendo trabajar.
-Entonces eres famosa -sonrió. No es un tema que no dialogáramos antes, así que reafirmé que estaba buscando perder el tiempo.
-No -dije y repetí la técnica monosilábica.
-Pero tienes dos libros -insistió.
-Publicar libros no es sinónimo de ser famosa.
-¿Tú quieres ser famosa? – preguntó con sonrisita maquiavélica en la mirada. Eso no me lo había preguntado antes.
-No, quiero que lean mis libros -respondí sin pensar, desde las entrañas. No contaré el resto porque no se extendió mucho y terminó con un póngase a trabajar.
Suelo medir y sopesar mis palabras cuando hablo con mis estudiantes porque aprovecho cada oportunidad para estimular su pensamiento divergente, pero en esta ocasión esa respuesta no fue de Rita la guía, fue de Ritabel la lectora que a veces escribe y que en el verano del 2013 comenzó este viaje de letras llamado Libros Pasajeros. Aunque escribo porque me gusta crear con la palabra y es para mí una experiencia lúdica, a fin de cuentas, deseo escribir, pero también que lean mis escritos.
Una semana después, del intento de mi estudiante de evadir sus responsabilidades preguntando sobre mis libros y el ser famosa o no, recibí la invitación del PEN de Puerto Rico Internacional para la lectura de laudos. Era la invitación que difundieron en las redes, así que no le presté mucha atención sobre todo porque el cierre del semestre me tiene agotada y estaría en medio de corregir trabajos, sacar promedios y redactar evaluaciones. Dos días antes de la ceremonia, en la noche que acompaño a mi abuela centenaria, recibí un mensaje particular en el que requerían mi presencia como necesaria. Sentí maripositas en el estómago. ¿Sería posible que Trece puntos de araña…?
La noche del viernes, 16 de diciembre Trece puntos de araña recibió Mención de honor en la categoría de libro de cuentos del certamen 2022 del PEN de Puerto Rico Internacional. Mientras escuchaba la lectura del laudo y las maripositas se regaban por todo mi cuerpo, recordé la conversación con mi estudiante.
Por lo que comienzo agradeciendo al jurado del PEN por leerme y al PEN de Puerto Rico Internacional por crear espacios de reconocimiento para la literatura puertorriqueña.
En la ceremonia de lectura de los laudos tuve un minuto para dar gracias. Hoy me reitero en mis agradecimientos sin límite de tiempo (aunque me disculpo si la memoria olvida mencionar a alguien), que más que agradecimientos es reconocer que esta Mención de honor de Trece puntos de araña es para todas las personas que estuvieron involucradas en el proceso creativo y en la difusión del libro:
a la Dra. Sylma García González y al Dr. Reynaldo Marcos Padua por ser lectores cero cuando Trece puntos de araña era un proceso de aprendizaje, y al profesor José Borges por guiar ese aprendizaje desde una mirada académica,
a Carmen Arteaga (a quien bauticé como Carmen Arañas) por el hermoso tejido de trece puntos de araña que es protagonista de la portada y contraportada,
a Mara Romero por su servicio de corrección de estilo y a Mara Pérez por responder mis consultas cuando dudaba de mis destrezas de redacción o conocimiento de ortografía y gramática,
a Milagros Cabral Hidalgo por responder a mi S. O. S. cuando me quedé en el limbo sin un lugar para hacer los libros y por animarme a hacer una presentación,
a Mila, José Luis, José Miguel, Pilli, Amanda y Magaly por el apoyo en los embelecos de Libros Pasajeros,
a Ramonita, Elena, Manuel, Carlos, Sara, Armando y Bernardo mis fieles lectores cero, escuchas y más,
de nuevo a Sara por apoyar fotográficamente en el proceso de enfrentar el reto de crear la portada del libro como tributo a la Selección Biblioteca de Oro y a Rafael por ser nuestro mentor en ese proceso, también a Rafael por ayudar a difundir el libro,
a Carlos Luis porque sin él mis protagonistas no tendrían nombre y el libro no sería objeto, gracias a su insistencia en saber cómo iba el libro que quería publicar, no desistí de llevar a papel y tinta a Trece puntos de araña,
a la sietemesina Antonia, mi abuela, por enseñarme la belleza de la vejez y por intentar enseñarme a tejer en mundillo pues eso dio identidad a este libro,
a titi Gloria… que en paz descanse, creo que se hubiese reído de “Una más”,
a J. A. Zambrana por estar dispuesto a sacar tiempo de sus procesos literarios para cuidar la edición conceptual de Trece puntos de araña ya como obra literaria, por guiarme en el proceso de transformar a mis personajes en seres de entrañas y piel, de carne y hueso y por ser compañero de letras,
nuevamente a Ramonita Letraherida y a Carlos Luis Apalabrado por enseñarme a amar la palabra y a honrar el oficio de escribir,
y de manera especial a todas las personas que siguen el rastro de mis procesos literarios.
Rita Isabel Collazo Vázquez, agradecida…