Por: Rita Isabel
Comparto lo que sientopienso de lo que leo…
Leer es escuchar música hecha palabra.
Irene Vallejo
Buscaba el pretexto para retomar En pocas palabras y Mara Pérez con su invitación a que fuera lectora cero de su novela, que está a punto de ser tinta y papel, El libro que no quería escribir fue el detonante para regresar a compartir lo que sientopienso de lo que leo. Mas reconozco que fue el acto de leer tres libros al final del año que pasó y a comienzos de este 2023 lo que desencadenó el que retomara comentar las lecturas que hago. Ya mencioné uno de ellos, los otros dos son Relatos en clave de salsa de Urayoán Enrique y Arsène Lupin contra Herlock Sholmes de Maurice Leblanc. Este último lo leí por puro placer lúdico. Sin embargo, El libro que no quería escribir fue una lectura que nació con propósito de colaborar y finalizó como placer lúdico. Por otro lado, Relatos en clave de salsa fue por curiosidad, este libro de Urayoán Enrique fue el Premio Nacional en el certamen literario del PEN de Puerto Rico Internacional en la categoría de libro de cuentos en la que Trece puntos de araña logró el galardón de mención de honor. Sí o sí quería leerlo, sobre todo porque su propuesta era muy similar a un libro que leí hace poco de Janet Guardiola: Falsaria.
Si Relatos en clave de salsa me recordó a Falsaria, El libro que no quería escribir me catapultó a lo que fue la vivencia de leer La ley del amor de Laura Esquivel (1995). Ambos libros son una invitación a experimentar el acto de leer con la compañía de música y otros estímulos sensoriales. Me pregunté cuán presente ha estado el elemento musical en las lecturas que considero memorables. En un pimpón memorioso recordé El final de Norma de Pedro Antonio de Alarcón en el que la trama gira alrededor de la magistral interpretación de la ópera Norma o los cuentos de Abelardo Díaz Alfaro y José Luis González, “El Josco” y “En el fondo del caño hay un negrito”, que han generado canciones inspiradas en ellos o “El contrabajo” del autor del El perfume o El sonido de la ausencia de J. A. Zambrana. Los recuerdos se centuplicaron, las asociaciones se multiplicaron, la música estaba muy presente en aquellos textos que considero memorables e incluso en mis letras donde he integrado canciones infantiles y hasta una de salsa. Pero me detuve en El sonido de la ausencia, recordé que había escrito una reseña de este libro y que nunca la compartí.
Si la novela de Mara Pérez y el libro de cuentos de Uroyoán Enrique fueron el detonante, la reseña olvidada de El sonido de la ausencia definió este retornar a En pocas palabras. Rock y Salsa: Gustavo Cerati, David Gilmour; Lalo Rodríguez, Gilbertito Santa Rosa… y si añadimos a Falsaria a la ecuación de sonido y clave: Joaquín Sabina, Eddie Vedder; Rubén Blades, Omar Alfanno… La idea tomó forma: comentar en pocas palabras lo musical de estos libros de nuestra literatura puertorriqueña de principios del siglo XXI, que a “rockeros” o a salseros podrían interesar. En ese comentar responder: ¿realmente podrán interesar estas lecturas a “rockeros” o salseros por la integración de estos géneros musicales en la narrativa? ¿Cuán presente o cómo está el rock y lo musical en El sonido de la ausencia? De igual manera, ¿cuán presente o cómo está la salsa en Relatos en clave de salsa y Falsaria? ¿Son estos libros memorables? Si los son, ¿es lo musical lo que los hace notables o hay otros elementos que hacen que se destaquen literariamente?
En pocas palabras: un viernes 13, comenzamos comentando lo que leemos. Pronto compartiré mis impresiones sobre estos libros. Empezaré con el primero que se publicó, El sonido de la ausencia (2016); luego le tocará el turno a Relatos en clave de salsa (2021) junto a Falsaria (2022).
