Ventana sobre Libros Pasajeros en el 2020

Por: Rita Isabel

(Adaptación del escrito de Eduardo Galeano “Ventana sobre el tiempo” del libro Las Palabras Andantes)

Ha llovido, aguaceros de tiempo y distancia, desde la ocasión más reciente en la que parafraseé a las “Ventanas sobre el tiempo” de Galeano. El 2020 amerita volver a las andadas.

Gracias a todas las personas que fueron parte del quehacer creativo de Libros Pasajeros durante este año, sobre todo a las Manos que conspiran y a las que inspiran. Mi gratitud a quienes leen mis palabras. 
Rita Isabel, agradecida.

En Libros Pasajeros enero fue tiempo de Tinta fresca con la reseña Fantasmagoría criolla por José Borges.

En febrero aparecieron las ideas descabelladas y las gestiones andariegas, se fraguĂł En ruta.

En marzo fue la presentación temeraria en la Librería Mágica, un día antes de anunciarse la cuarentena, con el apoyo incondicional de las Manos que conspiran, las palabras amigas de Zambrana y un brindis inesperado por Emilio del Carril.

Abril, tiempos de silencios y pausas, todo fue desde el hogar.

En mayo, comenzĂł la temporada de tormentas de ideas.

En los días de junio, el blog se llenó de «En pocas palabras» y de «Mi abuela niña». Y se develó nuestro vínculo con Calamity.

Hubo fiesta en julio: se desempolvó un documental que comenzamos a trabajar antes de la existencia de Libros Pasajeros. Gracias a Creative Depot y Todes vamos pa’ viej@s, se dio a conocer Antonia: Una historia de Flores. También en julio llegó a nuestras manos La estampita sin nombre gracias a Jotham Malavé.

Agosto, cielo rojo, fue tiempo de rememorar siete años de Libros Pasajeros y escuchar a la «Legión de niñas«.

En la luna madura del noveno mes y no en luna verde, entrevista con Libros 787 y estreno de la presentación virtual: En ruta. Una vez más Manos que conspiran (y voces también), dijeron presente a los embelecos de Ritabel.

Octubre suplicamos a Barlovento que soltara la palabra, se leyĂł y editĂł.

En noviembre, mandó el más allá, con la publicación en el blog de «Algo se asoma».

En diciembre se diagrama y diseña, las letras celebran.

¿Qué nos depara el 2021?

¡Dos nuevos proyectos y mucho más!

Mañana un adelanto de lo que será.

ÂżEn busca de lecturas para adolescentes?

Muchos de estos libros atraparon con sus historias a jóvenes que jamás admitirán que disfrutaron leer una novela. Algunos han sido el trampolín para lanzar a jóvenes a deseer leer algo más o en español. Si estás en busca de lecturas de iniciación para adolescentes, por aquí una muestra ejemplar de literarura en español, tanto para quienes no leen ni por obligación como para comelibros en potencia.

Novelas

Ustedes, ¿cuáles recomiendan?

Algo se asoma

Por: Rita Isabel

A José Luis y las mañanas de los jueves con abuela.

Va y algo se asoma. Cuando en tono de broma imitó su voz para contarme lo que le había dicho, la pude escuchar y fue como cuando te coge la tarde en medio del monte; estalla el atardecer y te sobrecoge con una sensación de susto amortiguada por lo conocido. Cae la tarde y despierta la vida silvestre, te dice el cerebro. Sin embargo, en esta ocasión escuché, reventó, pero el cerebro no dio con algo conocido, sin embargo, había algo que recordar, aunque no tan habitual como el estallido sonoro del atardecer. Sopesé si estaba ante un déjà vu. No, pero aquella frase parecía buscar en mi memoria algo que me incomodó, algo que… La inquietud era como un calambre de esos que uno siente cuando se le duerme alguna extremidad, pero el calambre era en la mente. Moví mi cabeza de manera instintiva y despaché el asunto concluyendo que de seguro abuela me había dicho algo así como parte de sus mantras cotidianos. Después de esas sensaciones, no me extrañó, pero si me impacientó, que la advertencia se quedara en mi memoria auditiva como un tinnitus: va y algo se asoma, va y algo se asoma, va y algo se asoma…

Las semanas pasaron e inevitablemente no me pude quitar de la memoria el asunto del dĂ©jĂ  vu, que no lo era; pues era más bien tener en la punta de mis neuronas un recuerdo que no lograba atrapar. Como suele suceder con mi mente, de tendencias obsesivas, se me ocurrieron un sinnĂşmero de cuestionamientos. Sobre todo, porque el asunto era tan simple y domĂ©stico que hasta parecĂ­a ridĂ­culo que sintiera que tuviera enroscada una idea constrictora que estaba interrumpiendo mi flujo de pensamientos, generando un chorro de sinsentidos que tarde o temprano colapsarĂ­an mi cordura. Un asunto tan insignificante como cerrar las persianas de abajo al atardecer porque: va y algo se asoma. Las ventanas de abajo se cierran y las de arriba se pueden quedar abiertas. Es un acciĂłn automática, una rutina diaria que hago todas las tardes cuando la luz del sol mengua. No importa lo que estĂ© haciendo, mi reloj biolĂłgico me lleva a detenerme para cerrar las ventanas de abajo. Nunca pienso el porquĂ©. Cuando estoy con abuela ella empieza tempranito con el mantra de que hay que cerrar las ventanas de abajo y yo me levanto a cerrarlas. Mami hace lo mismo, mis hermanos, mis tĂ­as y tĂ­os, primos y primas tambiĂ©n. ÂżSerá porque va y algo se asoma? Supe que sĂ­. Desde ese dĂ­a que mi primo imitĂł la voz de abuela para contarme, comprendĂ­ que por eso lo hacĂ­amos. Como Ă©l expresĂł, lo inquietante de la frase no era el asunto de cerrar o no las ventanas, tampoco que fueran solamente las de abajo, el asunto era la palabra algo, si fuera alguien ni Ă©l me hubiera contado ni yo estuviera con este desasosiego que…

 ÂżSe pueden soñar los recuerdos? Ahora sĂ© que sĂ­. Anoche mi primo me llamĂł preocupado, pero evadĂ­a el tema que ambos sabĂ­amos que era el porquĂ© de la llamada. Bromeamos sobre abrir las persianas de abajo y reĂ­mos diciendo al unĂ­sono: va y algo se asoma. No le dije lo del tinnitus ni la obsesiĂłn que lo que me contĂł habĂ­a provocado, tampoco que mientras hablábamos estuve parada frente a una ventana con la mano a punto de abrirla. Las palabras de abuela me detuvieron. Aquello no era un chiste, no debimos bromear, no debĂ­ callar.

Me acosté tratando de recordar si en algún momento de mi vida había olvidado cerrar las ventanas de abajo, ni una sola vez, aquello de cerrar las de abajo como hábito diario estaba tatuado hasta el tuétano en mí. En pesadillas recordé lo que hasta esa noche no había podido traer a mi memoria. Recordar y despertar fue simultáneo. Instintivamente tomé el teléfono para llamarlo, pero antes de marcar me percaté que el tinnitus había desaparecido. Todo estuvo claro en ese momento. No valdría la pena llamarlo. No respondería. No pude evitar llorar. Fue mi culpa, no recordé a tiempo lo que en la niñez aprendí con abuela. Quizás a los más pequeños no se lo enseñaron o quizás como yo, no recordó la razón hasta anoche pero no en sueños. No tengo dudas que mi primo también estuvo frente a una ventana mientras hablamos, pero contrario a mí, él sí la abrió y algo se asomó.  

Pasajeros: PresentaciĂłn virtual

El domingo, 13 de septiembre de 2020 fue el estreno de la presentación virtual de Pasajeros. Desde acá, compartimos el enlace a la presentación para las personas que no pudieron unirse al viaje dominguero. Una vez más, quiero agradecer a las manos que conspiran y a las que inspiran, pero sobre todo al círculo de afectos y afinidad creativa que gestó a Libros Pasajeros. Sobre todo quiero agradecer a los que fueron parte esencial del proceso de edición del libro (tanto de las palabras como de las imágenes y del objeto).

Gratitud total para:

El equipo fiel de lectores cero: Mis Tres Santos Sobrinos, MarĂ­a Elena y Ramonita

La primera editora conceptual y amiga desde el otro lado del espejo: Mila Aponte González

Los primeros lectores y voces entusiastas: Evelyn Rosario y Gerardo Ortiz

El ilustrador entusiasta y mentor sin saberlo: Gadiel Rivera

La diseñadora gráfica que comprendió el viaje: Mayra Cáceres

El editor conceptual, apalabrado escritor a quien admiro: J. A. Zambrana

La correctora de estilo, maestra y poeta a quien respeto: Mara Pérez

Las lectoras de prueba: nuevamente, María Elena Collazo Vázquez y Ramonita Vázquez Flores

Rita Isabel agradecida

ÂżDĂłnde conseguir el libro?
Disponible en: Librería Mágica, Casa Norberto, El Candil y Libros 787.

¡En ruta! Estreno de la presentaciĂłn virtual de Pasajeros a las 6:00p.m.

A mi familia de sangre y a la de palabra…

A las manos (y voces) que conspiran y a las que inspiran…

Por todo lo que ha sido, gracias.

A todo lo que ha de ser, sĂ­.

Dag Hammarskjold

Mi agradecimiento total a todas las personas que han sido parte del viaje. Sobre todo agradezco a las personas que siguieron y compartieron las publicaciones de Pasajeros en ruta y a cada lector y lectora de Como semblanzas o seis relatos pasajeros y de Pasajeros. De manera especial deseo reconocer el apoyo de: Pilli, Mila, Gerardo, Evelyn, Vico, Elena, Manuel, JosĂ© Miguel, JosĂ© Luis, Damaris, Armando, MonĂ­n, Carlin, Rafael, Sara, Bernardo y Amanda. Ese equipo creativo es responsable de la ruta de Pasajeros en las redes…

Hoy nos despedimos de un ciclo creativo para continuar otro, porque como decĂ­a Benedetti…

Se despidieron

y en el adiĂłs

ya estaba la bienvenida

Mario Benedetti

Pasajeros ya esta al alcance de sus manos en Librería Mágica, Casa Norberto, El Candil y Libros 787.

Pronto: Trece puntos de araña