Por: Rita Isabel
En pocas palabras: Comparto lo que sientopienso de lo que leo…
Novela: La ladrona de libros de Markus Zusak. Título original The Book Thief (2005) La edición que leí es la primera edición, 2011, de DEBOLS!LLO con las ilustraciones de Trudy White y la traducción de Laura Martín de Dios [531 páginas]
Mi relación con el libro: Vimos la película The Book Thief (2013) del director Brian Percival, guion de Michael Petroni. Me quedé con la idea de conseguir el libro y en algún momento lo encontré en Tazas y Portadas, se lo regalé a mi mamá, para que luego me lo prestara. Llamamos a esos obsequios un regalo tipo Homero. En este verano, por fin saqué tiempo para leerlo.
Libro de cuentos: Kantutas salvajes: Historia de mujeres de Cecilia Granadino (2020) Ediciones Scriba NYC, Colección Tinglar [169 páginas]
Mi relación con el libro: El sábado 14 de junio Libros Pasajeros participó en la Feria de amigos Cada media hora en Camuy. Nuestra mesa estaba justo detrás de la de Patricia Schaefer Röder. Pasé por su mesa para ver los libros, me habló de Cecilia Granadino y compré Kantutas salvajes…
Novela: El camello de Lord Berners. Título original en inglés The Camel 1999. El ejemplar que leí es de la editorial La Bestia Equilátera, Buenos Aires, Argentina, primera edición 2009. Traducción de Mónica González. [126 páginas]
Mi relación con el libro: Regalé este libro a J. A. Zambrana hace un tiempito, que a su vez se lo prestó a Ramonita Letraherida (mi mamá) este verano y sin querer queriendo se coló en mi montaña de libros por leer. Parecería un regalo tipo Homero y no puedo negar que cada libro que obsequio puede que sea un regalo tipo Homero, pero en este caso fue sin esa intención.
Novela: Jane Austen investiga: La desdichada sombrerera de Jessica Bull. Título original Miss Austen Investigates: The Hapless Milliner. Primera edición 2024 LUMEN [438 páginas]
Mi relación con el libro: Otro regalo tipo Homero para Ramonita Letraherida, pero que había olvidado. En este verano hice resaque de libros en casa de mis padres, en el proceso lo vi y también se coló en el mar de libros por leer.
Literatura infantil/juvenil: Mary Poppins y Vuelve Mary Poppins de P. L. Travers. Título original: Mary Poppins (1936) y Mary Poppins Comes Back (1935). El ejemplar que estoy leyendo es de Alianza Editorial, primera reimpresión: 2022. Ilustraciones de Mary Shepard, traducción de Borja García Bercero. [454 páginas en proceso]
Mi relación con el libro: Siempre he querido ser Mary Poppins.
Esta no era la lista de lecturas que tenía para el verano y algunos libros se quedaron a la espera de su turno. Mas los turnos en el mar de libros por leer sigue un orden intuitivo, porque como dice Gustavo Martín Garzo (Elogio de la fragilidad): “A los libros se llega como a las islas mágicas de los cuentos, no porque alguien nos lleve de la mano, sino porque nos salen al paso”. Así que cada verano, en mi mar de libros por leer, me salen al paso los libros como archipiélago de lecturas-islas en el que viajo de libro en libro “en silencio, con los ojos muy abiertos, como suelen hacer los niños cuando se adentran en una casa abandonada”. (Cito nuevamente a Gustavo Martín Garzo)
La ladrona de libros me la leí a cuentagotas. La película es buena, pero, como suele ocurrir, la novela la supera. Que la voz narrativa sea la muerte es genial y que trabaje adelantando sucesos logra un efecto interesante que rompe con la narrativa usual: no es lo que quieres saber sino lo que ya conoces lo que te seduce a permanecer en la lectura. Saber lo que ocurrirá crea la necesidad de continuar hasta llegar a ese instante. Si te gustan las novelas históricas, quieres sumergirte en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial y que la muerte te cuente una historia… esta novela es para ti. Aunque es un tema que tanto en el séptimo arte como en la literaria se ha trabajado mucho, vale la pena leer La ladrona de libros, pues te da otra perspectiva de los sucesos históricos desde la mirada cotidiana de la vida de una ladrona de libros y desde la perspectiva del poder de las palabras…
Mientras leía La ladrona de libros comencé a leer Kantutas salvajes, pero detuve la lectura varias veces. No me gusta leer dos libros a la vez, pero al ir a cuentagotas con la novela me precipité en una lectura a destiempo. Los primeros cuentos de Kantutas salvajes no me atraparon. Cecilia Granadino tiene un dominio particular de la narrativa con unas descripciones que te vuelan la cabeza, sin embargo, las temáticas no resonaban en mí. Una vez zarpé de la isla que fue La ladrona de libros y me dediqué con los ojos muy abiertos a estas historias de mujeres, llegué a “Carmela”, el quinto cuento y todo cambió. Definitivamente quiero leer más libros de Granadino, pero en otro tipo de exploración más allá de veintiún relatos de mujeres.
Fue con El camello que los libros-islas me salieron al paso “como una isla perdida, que no sabíamos que pudiera existir, y en el que tampoco podemos prever lo que nos aguarda”. (Insisto en citar a Martín Garzo) Esta novela de Lord Berners, Gerald Tyrwhitt-Wilson, es una lectura tan cotidianamente extraña o extrañamente cotidiana que te deja con una sensación de inquietud o duda cuando llegas al final. Se lee con fluidez y te lleva a reflexionar en la naturaleza humana mientras te ríes, ¿te ríes? de las peripecias de… ¿el camello?
Una vez dejas que una isla-libro te salga el paso no hay marcha atrás y el encuentro con Jane Austen investiga fue inevitable. Pero, para mi sorpresa, al comenzar la lectura pensé que dejaría el libro para otra ocasión. Lo que hizo que este libro se trasformara en regalo fue precisamente lo que estuvo a punto de que lo descartara como lectura. Pensar que el personaje principal era la autora de Orgullo y prejuicio (menciono ese libro como muestra de sus invaluables letras) me incomoda porque no responde a la idea que me he hecho de Austen. Por otro lado, ciertos elementos me parecieron anacrónicos. Sin embargo, recordé un consejo que le ofrecí a mis sobrinos hace unos años (¡más de una década!) cuando vimos la película de Robin Hood (2010) dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Russell Crowe. No les gustaba y les comenté que no pensaran que era Robin Hood, que pensaran que era otra historia y así la apreciarían. Me apliqué el cuento, me dije que la protagonista no era JANE AUSTEN, era sólo una Jane Austen. Superé el tercer capítulo y logré disfrutar la lectura. Desde el punto de vista detectivesco lo mejor logrado es que quien investiga, Jane, anda más perdida que quien lee respecto a sus sospechas, interpretaciones de las pistas y conclusiones. La dualidad de personajes protagónicos de novelas detectivescas como por ejemplo Poirot acompañado de Hastings o de Ariadne Oliver que llevan a quien lee a tratar de pensar como el detective y no dejarse confundir por su compañero o compañera: el detective te lleva a develar el misterio y el compañero a confundirte y dudar se presenta en este libro de una manera muy particular, primeramente, porque no hay una dualidad. Algunos personajes se convierten en el acompañante detectivesco, pero en este caso sus cavilaciones tienen más sentido que los de Jane. Por eso, en este caso la investigadora te hace dudar todo el tiempo, pues quien lee ve antes que ella lo errada de sus cavilaciones o el que no se percate de elementos esenciales. Además de su apasionada torpeza sin enmienda, que conmueve, mientras sientes, solidariamente, el bochorno que ella sufre ante cada situación embarazosa que enfrenta. Fue esa torpeza apasionada lo que me atrapó. Como comentaba con Ramonita Letraherida, cuando compartimos impresiones de la lectura, no era necesario para la historia que la protagonista fuese Jane Austen. Sin embargo, como carnada para comprar el libro es una excelente estrategia de ventas.
Mary Poppins y Vuelve Mary Poppins salió al paso como lo haría la mismísima Poppins. En estos momentos es una lectura en proceso. Esta noche leeré el capítulo que se titula Luna llena. Estoy disfrutando la lectura.
Una vez más coincido con Irene Vallejo y lo que expresa en El Manifiesto por la lectura: “En esta época acelerada, los libros emergen como aliados para recuperar el placer de la concentración, la intimidad y la calma”.
En pocas palabras: En el verano vacacioné en un archipiélago de libros que me recordaron el placer de la concentración, la intimidad, la calma y el disfrute de asombrarme tanto por lo desconocido como por lo conocido.
Punto y aparte: Hubo otros islotes-lecturas con los que me topé en el verano. La vendedora de fósforos, Bernardo, ahora no, Yo no fui, Un cuadrado, un círculo y un triángulo, Chigüiro y el lápiz… pero ese viaje, de islote en islote, requiere un En pocas palabras propio.