Runrún 3: Tras el rumbo de los 12

A continuación un recuento del rumbo de los 12 libros pasajeros: «Como semblanzas o seis relatos pasajeros»

 1. El primero de los doce aún anda en las primeras manos que lo recibieron, en Trujillo Alto.

2. El segundo también permanece en el primer par de manos que lo acogieron en Vancouver, Canadá. Su primera lectora, que está de visita en la isla, nos contó que ya terminó los primeros dos tomos y que le encanta el poema  «¿Qué quiere usted?»  de la Ñapa color ausencia de luz.

3. El tercero, por lo que sabemos, ya va por su tercera lectora, en algún lugar de Puerto Rico.

4. El cuarto ha pasado por varias lecturas en la Biblioteca pública Dr. Pedro Albizu Campos en Caguas.

5. El que partió a Barranquitas ­­—¡una lectura a dúo!— se rumoraba que luego pasaría por varios manos en Ponce y de ahí, aún no sabemos.

6. El que viajó a Miramar, Florida,  aún permanece en el primer par de manos.

7. Otro —en lo que encuentra un par de manos fuera de la isla que deseen acogerlo— se pasea de mano en mano por el sector La Mesa en Caguas, Puerto Rico.

8. Del que partió hacia España sabemos que llegó a sus primeros lectores.

9. Y hace poco nos enteramos que el que partió hacia Chile llegó a su destino.

10. El que yacía en CREARTE partirá o partió también a Chile.

11. El libro que andaba por Hato Rey  decidió cambiar de planes y alzar vuelo; viajó rumbo a Vancouver hace un tiempito y se dice que luego pasará a Boston.

Es curioso que dos de los libros decidieran cambiar su rumbo y lanzarse, casualmente, a dos destinos que otros libros ya habían alcanzado: Vancouver y Chile.

12. Y todo este recuento para celebrar que… ¡por fin podemos confirmar el arribo de un ejemplar en Italia!

LOS 12 YA SON ANDARIEGOS

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Desde Inglaterra nos confirmaron que uno de los Libros Pasajeros llegó a su destino en Chile.

También se nos ha asegurado que el libro que anduvo por el Jardín Botánico de Caguas era el ejemplar que tenía  Luz Nereida Pérez  y que luego pasó  a las manos de Enid Díaz quien se lo pasó  a  Damarys Reyes.

Divagando sobre libros

Por: Rita Isabel

 De los libros se ha dicho tanto o más, de lo que se ha dicho en los libros.

    Jorge Luis Borges escribió que no podía imaginar un mundo sin libros y que del sinnúmero de instrumentos que el ser humano ha inventado el libro es clase aparte; pues es la extensión de la memoria y de la imaginación. Sin embargo, sé que muchos hemos temido a ese mundo sin libros que no podía imaginar Borges o a un mundo con libros pero sin lectores. Mas con un chin de aprensión me atrevo a afirmar que el libro se ha mantenido presente en nuestro cotidiano mimetizándose, se ha hecho parte de la red de circunstancias tecnológicas y sociales que han conformando nuestra vertiginosa realidad desde el llamado corto siglo XX. Y se ha enfrentado al hecho de que, hoy en día, comparte con otros medios su rol de ser la extensión de nuestra imaginación y memoria. Ha llegado a hacer alianzas estratégicas con esos medios, lo que ha dado como resultado sendos beneficios.

     El libro ha evolucionado, se ha transformado sin dejar su esencia atrás; como tradición viva que se renueva y se transgrede a sí misma para trascender y perpetuarse, multiplicándose caleidoscópicamente. Y a pesar que el libro como objeto, tangible y palpable, pueda parecer una especie en peligro de extinción, la idea del libro-objeto, libro intervenido, libro del artista, libro como objeto de colección, libro cartonero, libro artesanal, arte del libro, libro como libro, libro con papel, libro-obra… persiste, permanece, perdura de manera airosa.

    Pero como no viene de más promover la lectura de esos libros-obra, libros-objetos, libros-libro —y porque a veces nos inquieta la posibilidad de que los lectores muten y dejen de leer por placer, por decisión y voluntad propia, que dejen de desear palpar los libros, dejen de percibirlos como una experiencia sensorial, tangible, que nos vincula con otros seres humanos— aquí nos tienen… liberando libros, validando y honrando su efímera permanencia.

   Para nosotros el libro es maestro y aprendiz, es compañía y soledad, es silencio y algarabía, es regalo, conocimiento, aprendizaje, cosa seria, es acción y reacción, es pasatiempo, es diversión recreativa, es lúdica vivencia, es fuente de placer y reciprocidad, es posibilidad casi infinita. Para nosotros los libros resisten el paso del tiempo. Libros pasajeros es la excusa para liberar libros espejos, libros viajeros, libros andariegos, libros vivos, libros portales, libros sorpresa y asombro, libros y más libros y con ello brindar por la lectura, por como nos vincula, por la relación entre lectores y escritores, brindar por lo que Joseph Brodsky entiende que es el objetivo de nuestra existencia: la literatura. Pero sobre todo para brindar por los juntes/espacios creativos que van del dicho al hecho

¡SALUD!

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Se dice que uno de los 12 ejemplares, de Como semblanzas o seis relatos pasajeros, andaba de paseo por el Jardín Botánico de Caguas. Casualmente coincidió con la visita de los monjes tibetanos que realizaron el  Mandala o Rueda de la Vida durante un festival  el  fin de semana del 9 y 10 de noviembre.  ¿Tendrá que ver con los mandalas expansivos?

Mientras tanto…

Crearte...

En Crearte  ha pasado de mano en mano y pronto se dirigirá a Santiago de Chile. El azar ha querido que dos de nuestros ejemplares viajen a Chile.

 

La voz de los lectores desde Hato Rey

«…y cometí el error de echarle una mirada, mientras

ponía mis cosas en el escritorio… pasaron 3 horas antes de

que pudiera despegarme del libro, me leí los primeros dos

tomos parada, cansada y con hambre, pero no podía parar,

lloré, me reí, y disfruté como en un trance…

…aún estoy digiriendo lo visto y leído (hay como 3 libros

dentro de cada tomo, los cuentos, las ñapas, y las hojas

con sus colores tan bellamente nombrados)…

Es un trabajo hermoso en forma, contenido y distribución, y voy

a honrar su viaje —aunque quisiera quedármelo— enviándolo a volar;

primero a una amiga —puertorriqueña— en New Heaven,

Connecticut, y ella luego a otra amiga —argentina—,

en Vancouver.»