La primera década: ¡Quinteto viajero!

Por Rita Isabel

Conteo en gratitud: ¡13 de septiembre de 2023!

Recuento: Proyecto transeúnte

Cinco libros hechos a mano (a la dos): libres, viajeros y dispuestos a ser intervenidos

enero: la idea, celebrar con palabras andariegas

Al preguntarnos cómo celebrar esta primera década la respuesta fue instantánea y entusiasta: ¡con palabras!

febrero: idear e idear para convocar

Surgieron más preguntas: ¿cómo?, ¿cuáles?, ¿cuántos? Decidimos honrar a nuestro hogar virtual y seleccionamos diez de los escritos que hemos compartido en el blog durante esta primera década y le añadimos una ñapa de un escrito que andaba atrapado en el olvido. Solo serían cinco. La voz de la consciencia de nuestra Gestora cultural, Sara, nos animó a crear grupos focales, prueba de usuarios, para enriquecer el proceso y expandir el círculo de afectos y afinidad creativa en círculos concéntricos de decisiones creativas… o algo así. La otra voz de nuestra consciencia práctica y literaria, J. A. Zambrana, nos cuestionó la locura y nos llevó a trazar dos rutas, una al infinito y más allá, porque si se iba a reincidir en locuras debían ser puras, y en trazar una ruta búmeran para documentar las intervenciones y luego donar ese quinteto: ¡Quinteto viajero a la dos! 

marzo: concilio

Convocamos. El viernes 3 de marzo, Elena y Manuel nos acogieron en su hogar apalabrado. Se dieron cita: Ramonita Letraherida (mi mamá), Magaly, Edwin, Armando, J. A. Zambrana, Rafael, Amanda y Sara… Entre vino, pizza y otras delicias se eligieron los cinco títulos que conformarían el Quinteto viajero:

A manos llenas

Yo sé quiénes son

Una pelotita de pimpón rosado (¿o verde?)

¿Qué es el arte?

El ángel (Este último título me tomó por sorpresa, pues fue la ñapa que pensé que no elegirían.)

abril: otra vez idear e idear para convocar

Una vez se seleccionaron los títulos de los Quintetos viajeros era el momento de diseñar el libro. Convocamos a un mandala expansivo de lectores-gestores para que nos dieran sus impresiones respecto a los cuentos y sobre la manera en que debíamos diseñar los libros.

mayo: el junte

Adriana, José Julio, Carline, Josele, Mara, Marian, Rafael y Sara respondieron al llamado. Fue una mañana que se extendió hasta casi la puesta del sol. Fue un compartir de lluvias de ideas y palabras-abrazos de afinidad creativa.

junio: en gestación

Ese instante prolongado en que se piensa y repiensa, rumiando cómos.

julio: en creación

Primero a cuentagotas, luego enclaustrada: recolectamos material, sopesamos texturas y estéticas, buscamos referencias, diagramamos, repensamos, construimos y en el mejor momento… el tiempo se esfumó.

agosto: S.O.S

Las manos que conspiran e inspiran fueron necesarias. Se convocó, y una tarde de domingo, Ramonita Letraherida y Carlos Luis Apalabrado (mis padres) fueron nuestros anfitriones. Adriana, Sara, Rafael, Magaly, Elena, Manuel, J. A. Zambrana y Bernardo se dieron cita. Se ensamblaron ejemplares.

septiembre: consultas, síes y noes, redes y liberación

Mila entró en escena para solidificar el compartir más allá del papel. A destiempo, y en contra del tiempo, completamos los ejemplares y lanzamos las invitaciones. Recibimos síes entusiastas y otros no fueron ni noes, pero tampoco síes… Gracias a esos ni síes ni noes, los Quintetos que se pensaron para viajar en Puerto Rico, dejaron escapar un ejemplar hacia México. Así son los libros autónomos, libres y andariegos, deciden sus rumbos y uno de los cinco, con ruta sin retorno, se despidió del archipiélago antillano. El trece de septiembre del noveno mes del año en curso fue un día de espiral contentura.

Agradecemos a las manos en las que comenzará el viaje de los Quintetos viajeros:

Ruta sin retorno

Diana Muñoz (y Ariana Muñoz)

Sheila Burgos

Gadiel Rivera

De libro en libro

Familia Lara en México

Ruta búmeran del 13 de septiembre de 2023 al 13 de enero de 2024

Mila Aponte González

Momo Rosario

Mara Pérez

El grupo CASA (de la comunidad del Sector Los Panes en el barrio Beatriz de Caguas)

Adriana Flores (Supremo Café)

También agradecemos a las manos que le darán continuidad.

¡Gracias!

Me repito, en este 2023 me hago eco de las palabras de Dag Hammarskjold: “Por todo lo que ha sido, gracias. A todo lo que ha de ser, sí”.

Por aquí un guiño al proceso:

Cabrera Cuevas, Jessica (2014): “La creatividad finalmente podría expresarse como un comunicare o común unión entre nuestra conciencia elevada de ser creador y el mundo que queremos crear o como la manera más bella y perfecta de conectarnos a nosotros mismos, a los demás, a la naturaleza y a Dios o aquello que nos trasciende”

           

El ángel

Por: Rita Isabel

Angélica hacía todo lo posible por hacerse de la vista larga. Pero sus enormes ojos escudriñaban cada rincón del patio durante el recreo. Su mirada se posó en aquellos tres compañeros que martirizaban a todos los demás. Hoy era a Rubén, le rompieron sus espejuelos. Angélica intentó desviar su mirada, comer su sándwich sin prestar atención; sin embargo, por más que se lo proponía no podía ser indiferente.

A principios del semestre, cuando todo comenzó, Angélica intentó hablar con aquellos niños, pero la miraron de arriba abajo como si con ellos no fuera la cosa. Y supo que con ella no se meterían, pero que no le harían caso, seguirían hostigando al que les diera la gana. A Jorge Luis lo encerraban en el baño por lo menos una vez a la semana, a Mía le ponían en el bulto cosas asquerosas cuando menos lo esperaba, a Miguel le quitaban sus meriendas todos los días, de Susana se copiaban en los exámenes de matemática, a Hilda y a Esteban los obligaban a hacer sus asignaciones y a Julián lo obligaban a comer tierra, beber refresco hasta vomitar, pedirle el sí a las nenas de otros grados con la boca llena de comida y cosas así.

Nunca habían molestado a Rubén, pero desde que le pusieron espejuelos ha sido blanco de sus maldades. Cuando Angélica habló con ellos y vio que seguirían con sus cosas, trató de hablar con todos los del salón para que se unieran y se protegieran unos a los otros; pero nadie quería arriesgarse a tener aquel trío como enemigo. Entonces, no tuvo otro remedio que hablar con las maestras, pero excepto la Sra. Torres los demás maestros solo hicieron el aguaje de hacer algo. La Sra. Torres lo intentaba, sin embargo, no era omnipresente así que cuando ella no estaba los tres chicos hacían y deshacían a gusto y gana.

Angélica hasta intentó hablar con las mamás de aquellos tres nenes; pero, cuando lo hizo con una de ellas, se dio cuenta que no serviría de nada. Al contrario, al otro día, el compañero llegó de peor humor y los tres decidieron desquitarse con los más débiles del salón. Ese día corrió la sangre en el recreo. Así que, día tras día, Angélica veía cómo maltrataban a sus amistades y el sándwich se le atragantaba en la garganta. Aquello de recreo no tenía ni un pelo.

Sabía que no debía hacerlo, pero no, no podía hacerse de la vista larga. Sabía que si sus papás se enteraban, la castigarían y hasta podían llamar a sus abuelas, con todo lo que eso significaba. Pero lo que tenía a su favor era que lo había intentado todo, había seguido todos los consejos que ellos le dieron para lidiar con aquel asunto, pero nada daba resultado. Sabía que aquel argumento no la libraría de un castigo. Estaba totalmente consciente que no debía hacerlo, pero lo haría.

Angélica ya no se hizo de la vista larga, clavó su mirada en los tres chicos. Se acercó a ellos con paso firme y la vista en alto. Y con la certeza de que no podrían negarse, los invitó a jugar El ángel, en el parque, después de clases. Todos aceptaron sin pensarlo dos veces.

Allí estaba Angélica con los tres acosadores, y un puñado de chicos y chicas del salón, listos para jugar a El ángel. Definitivamente ella sería el ángel, ninguno de los chicos protestó. El juego comenzó.

—Tun, tun

—¿Quién es?

—El ángel

—¿Qué busca?

—Una cinta

—¿De qué color?

—Color…

Después de una hora de juego el parque estaba casi desierto. Angélica era la única que quedaba, pero ya partía rumbo a su casa. Llevaba la mirada perdida y tres lindas cintas en sus manos: ya no acosarían a nadie.

Cuando llegó a su casa echó un vistazo antes de entrar para ver si estaba despejado, sin padres a la vista. Y entendió que así era, pero la vista le falló. Tan pronto entró tropezó con la mirada de sus abuelas. Ambas tenían sus ojos clavados en ella y Angélica se sintió desnuda. Una de ellas dijo: ya llegó. Sus padres se acercaron. Su madre la fulminó con la mirada y su padre vociferó: Némesis Angélica. La abuela materna extendió su mano izquierda y la niña le entregó las tres cintas. La abuela parpadeó y las tres cintas se desvanecieron mientras los tres compañeros de Angélica aparecieron temblando de miedo en sus respectivas casas. La abuela paterna la abrazó y dijo: veintiocho ciclos de luna sin magia. Y en un abrir y cerrar de ojos ambas abuelas se marcharon. De cada uno de los ojos de Némesis Angélica resbalaron tres lágrimas de genuino arrepentimiento, sus papás no dijeron nada.

Sabían que era por su nombre, no era la primera vez que usaba su magia, aunque estaba prohibido en el mundo de los sin magia. También sabían que Angélica no lo hacía con maldad; pero esta vez se pasó. Una cosa era desaparecer la sal en todo Hawái para que no mataran más coquíes y otra muy distinta convertir a sus compañeritos en cintas. Por eso habían llamado a las abuelas tan pronto observaron que Angélica se acercaba a la casa con las cintas en las manos y la mirada perdida. Sus grandes ojos la delataban. Las abuelas eran las únicas capaces de resolver los entuertos de Angélica.

Pero Angélica se arrepintió realmente al otro día, cuando los tres compañeros cruzaron su mirada con la de ella y solo pudo ver en sus ojos una mirada de pavor. La miraron de la misma manera que los amigos de Angélica los miraban a ellos: con temor, recelo y rechazo. Entonces comprendió su monstruoso error.

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La primera década: desde este lado del espejo

Por Rita Isabel

Desde este lado del espejo, en el instante llamado víspera: conteo en gratitud

Los días pasan… la tristeza de procesos cotidianos, el agotamiento de comienzos del año escolar amarran mis dedos y entumecen mi mente. El quehacer creativo se detiene en seco: un bloqueo. Pasa… y pasa hasta en los festejos de redonda contentura. Pero pasa, todo pasa… A la fuerza me siento frente a la computadora y tecleo sin filtrar o censurarme porque no debería permitirme este tipo de interioridades o confesiones. Antes del detente que, más que detente, fue ir en cámara lenta o en automático con el proceso creativo que desde enero estamos disfrutando, nos reunimos el domingo, 6 de agosto de 2023. Fue un domingo de manos que conspiran en el quehacer creativo. Adriana y Sara fueron las primeras en llegar, luego se nos unió Rafael, Magaly, Elena. Manuel se dio la vueltita y Zambrana nos dio una visita para estimular nuestras papilas gustativas. Por allí estuvo Bernardo, justo a tiempo para tomarnos una foto. Mami y papi fueron los anfitriones. Armando no pudo estar por cuestiones de trabajo.

El imaginario de Libros Pasajeros, una vez más cruzó a este lado del espejo para ser y hacer. Ramonita Letraherida (mi mamá) expresó algo así como: hace tiempo que la casa no se transformaba en taller. Otra vez el hogar se llenaba del mandala expansivo, de afectos y afinidad creativa, que es Libros Pasajeros. Ha llovido, no necesariamente diez años, pero casi.

En mesa octogonal y en otra rectangular trabajamos. Sonrío con mirada caleidoscópica al ver las fotos que pude tomar. Soy afortunada al contar con este junte. ¿Qué locura lleva a que un grupo de personas saquen un mediodía de domingo para extenuarse entre quehacer creativo de pega, papel y tijera? Gratitud infinita para este junte dominguero.

Por eso este festejo es un conteo en gratitud, un brindis de palabras por las manos que conspiran y han conspirando en esta primera década de Libros Pasajeros: GRACIAS.

El primero de septiembre me sacudí la tristeza y el agotamiento para retomar esta cuenta regresiva de agradecimiento. Anduvimos confirmando qué diez personas recibirán a los diez ejemplares que liberaremos, ya tenemos ocho confirmaciones. Con mirada caleidoscópica hoy escribo, agradecida del festejo de esta primera década.

Me repito, en este 2023 me hago eco de las palabras de Dag Hammarskjold: “Por todo lo que ha sido, gracias. A todo lo que ha de ser, sí”.

Pronto más de este festejo y del Quinteto viajero a la dos.

           

La primera década: Lo inesperado, ¡Libros Fósforos en Irlanda!

Por Rita Isabel

Irme de viaje, meterme completamente y profundo al misterio, para mí la creación (y ciertos momentos en la obra) es un misterio.

Gadiel Rivera Herrera

Recibo un pin con la ubicación de la Catedral Glendalough y una decena de fotos de un Libro Fósforo con el título “Entusiasmo”. ¡Un libro que enciende en Irlanda! Uno de los veintiún libritos mochileros, una vez hizo El camino de Santiago, insistió en continuar viajando, junto a uno de mis Tres Santos Sobrinos que partía rumbo a Irlanda. Allí está, acompañando a Armando. A mí me gusta pensar que andan en una búsqueda del misterio, los duendes, los elfos y las hadas, como cuando el niño Armando se adentraba en la lectura de El último elfo de Silvana De Mari; pero ese niño ya es un adulto bienandante que, en este instante, hace camino al andar por Irlanda con “Entusiasmo” en su mochila.

Ese librito pudo titularse “Desde el arco de la Antillas”, porque así comienza el escrito que guarda, sin embargo, preferí llamarlo “Entusiasmo”. Hay palabras que para mí son esenciales, entusiasmo es una de ellas. Desde que conocí su etimología la integré a mi glosario personal junto a palabras como: Epifanía, caleidoscopio, eureka, entre otras. La raíz de entusiasmo es del latín enthusiasmus, y este del griego ἐνθουσιασμός enthousiasmós. Furor, fervor, exaltación, fogosidad, arrobamiento, éxtasis, rapto o posesión divinos son palabras y frases afines con el significado de entusiasmo y también se define como inspiración divina en los poetas, profetas y enamorados. Deriva de “éndon” (dentro) y de “Teós” (Dios) que nos lleva a la expresión Dios en nosotros y para mí Dios es AMOR. Si una persona entusiasta es aquella que tiene a Dios adentro, es una persona que tiene dentro: AMOR.

Los significados de las palabras son lúdicos y conocer sus orígenes es recreativo. Las causalidades y el misterio de los procesos creativos siguen trazando el festejo de esta primera década de Libros Pasajeros, agradezco a Armando por sorprendernos con lo inesperado: ¡“Entusiasmo” en Irlanda!

Reafirmo, en este 2023 me hago eco de las palabras de Dag Hammarskjold: “Por todo lo que ha sido, gracias. A todo lo que ha de ser, sí”

Pronto más de este conteo de gratitud hacia el 13 de septiembre.

La primera década: ¡Buen camino! ¡Buen festejo!

Por Rita Isabel

Leer es siempre un traslado, un viaje, un irse para encontrarse. Leer, aun siendo un acto comúnmente sedentario, nos vuelve a nuestra condición de nómadas”.

Antonio Basanta (Leer contra la nada)

El Camino de Santiago o más bien Santiago de Compostela es parte del imaginario, del micro mundo, del primer cuento que escribí literariamente: «Al salir del laberinto» (2008). Como comenté en el escrito anterior La primera década: Desde La Mesa… redonda, rescaté del olvido, en mi biblioteca, dos libros sobre los símbolos y sus significados. Me pareció interesaste cuando busqué conceptos relacionados a peregrinar, cómo peregrinación, laberinto y venera (o vieira) son referencias que se cruzan, su simbología tiene puntos en común. No abundaré en sus simbolismos, pero sí en la definición de peregrino y peregrinar. Cuando buscamos en el Diccionario de la Real Academia Española la palabra peregrinar nos encontramos que su raíz viene del latín y sus cuatro acepciones nos llevan desde andar por tierras extrañas, ir en romería a un santuario por devoción o voto, andar de un lugar a otro buscando o resolviendo algo, hasta vivir entendiendo la vida como un camino que hay que recorrer para llegar a la unión con Dios después de la muerte. La etimología de la palabra peregrino evoca a la vez que viene del extranjero y que va al extranjero, ir por lo agros, el que va por el jardín; peregrinar se asocia a viaje a los Santos lugares, a lo extraño o fuera de lo común. Me agrada que esta celebración de nuestra primera década ande en peregrinaje.

Sí, como hemos afirmado en otras ocasiones las coincidencias nutren lo que es el quehacer creativo de Libros Pasajeros y en este año impar en el que festejamos, la primera década de este tejer historias, la casualidad llevó hasta el Camino de Santiago a los Libros Fósforos. Las manos que conspiran se fueron de viaje para hacer camino al andar. Llevaron en sus mochilas veintiún libros que encienden con los títulos «Entusiasmo» y «Gratitud» para compartir, de parada en parada, por los parajes en los que dejaron el rastro de su presencia peregrina; una manera más de expresar las palabras por excelencia del peregrino: ¡Buen camino! Breve frase que recuerda a quien hace camino al andar que no está solo en ese caminar.

Así que, gracias a los pasos de las manos peregrinas, este conteo en gratitud trascendió en viaje a lo extraño y fuera de lo común y ha sido caleidoscópica contentura. Desde el arco de las Antillas nos lanzamos a celebrar y agradecer al otro lado del mundo: camino a Compostela. Como siempre mi gratitud infinita a las manos que conspiran, a este mandala expansivo de afecto y afinidad creativa que es mi familia de sangre y de palabra.

Aunque estuve en Santiago de Compostela en el 1999, año de jubileo, no he recorrido el camino de Santiago, es de esos deseos que no sé si materializarán, pero gracias a las manos que peregrinan, (sobre todo a Manuel Armando Santos Hernández [el papá de mis Tres Santos Sobrinos] que materializó su deseo de celebrar sus sesenta años recorriendo el Camino de Santiago) ya mis letras lo recorrieron y allá se quedaron en celebración y gratitud, con pleno entusiasmo.

Comparto el peregrinar de los Libros Fósforos, libros que encienden desde la mirada de las manos que conspiran.

Reafirmo, en este 2023 me hago eco de las palabras de Dag Hammarskjold: “Por todo lo que ha sido, gracias. A todo lo que ha de ser, sí”.

¡Buen camino!

Tenemos compañía en el camino…

¡Buen festejo!

Tenemos compañía en el festejo…

¡Enhorabuena Manuel por tus sesenta años y contando!

Pronto más de este conteo de gratitud hacia el 13 de septiembre.